Una guerra conducida por tres fuerzas armadas que se manejaban con distintas doctrinas. Un estado Mayor conjunto sin facultades para conducir las operaciones. Y un grupo de hombres ofrendando sus vidas a una abstracción llamada Patria, compuesta por individuos egoístas que no vacilaron en dar la espalda y olvidar, a quienes debieron abrazar y aplaudir.
Por supuesto llevados de la mano por gobernantes y comunicadores. Y se dio, lo de siempre: Los valientes y patriotas, son los malos, y los cobardes y traidores, son los buenos, en una película dirigida a veces por militares y otras veces por civiles, claramente obsecuentes a poderes foráneos. Observados por un pueblo banal a quien se le hizo reconocer como héroes a algunos jugadores de fútbol, cuando no habían sabido reconocer como tal, a los hombres que dieron la vida por ellos.
Estamos como estamos, porque somos como somos, y solo cambiaremos cuando aprendamos a colocar a cada salchicha en su lata, por mas que nos de trabajo. EN ESO ESTAMOS.
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