- -Enero/22/2012-Hs:20.00 Pm-Esas islas - que siempre están en el imaginario de los argentinos, aún en el de aquellos que, como Borges, preferirían que no - han estado muy presentes en los periódicos y en las declaraciones de los políticos, aquí y en Inglaterra. Y lo estarán aún más, a medida que acerca el 30° aniversario de la Guerra del Atlántico Sur.
Me parece necesario decir que no son previsibles cambios importantes en su situación en el corto plazo (Ojo: tampoco eran previsibles la disolución incruenta de la Unión Soviética, o la Crisis actual de la Unión Europea. Pero…). Argentina ha reafirmado una estrategia correcta – hacer de su reclamo un asunto de la América del Sur – en la que ha dado pasos importantes recientemente. Sobre el punto, recomiendo este excelente artículo en Artepolítica.
Por el otro lado, hoy Artemio López nos recuerda que, para la Constitución europea (aún no vigente, no?) las Malvinas, las otras islas del Atlántico Sur y la Antártida Argentina (el territorio antártico que reclama Gran Bretaña se superpone con los que reclamamos nosotros… y Chile) son territorios británicos y por extensión de la Unión Europea.
En el plano de los hechos, el gobierno argentino no quiere, y, más importante, no puede elevar en mucho el nivel de presión que ejerce actualmente. No cuenta con una fuerza aeronaval considerable, para decirlo suavemente, y no tiene bastante petróleo para hacer la Gran Chávez y empezar con amenazas de nacionalizaciones y confiscaciones (Dicho sea de paso, Chávez se ha demostrado muy razonable y paciente con los reclamos históricos de Venezuela en el Esequibo).
Inglaterra tiene, potencialmente, un móvil poderoso: el petróleo que podría estar bajo las aguas que las rodean. Pero no tiene el poder suficiente para obligar a Argentina, y al resto de América del Sur a facilitar su explotación, que la geografía y el clima hacen difícil. Para mejor, la política de alianzas que nosotros y ellos seguimos, si bien brinda respaldos muy valiosos para ambas partes, las obliga a actitudes prudentes y frecuentes consultas.
Entonces, esta es – y probablemente lo será por bastantes años – una batalla simbólica. Para ellos y para nosotros. Los mensajes del gobierno argentino, y los del inglés, están y estarán dirigidos, principalmente, a sus respectivos pueblos.
Atención: Que una batalla sea simbólica no significa que sea trivial. Al contrario, ese es el plano decisivo, en el largo plazo. Porque las guerras las hacen, y las naciones las construyen, los seres humanos. Los conceptos de la realpolitik son juegos intelectuales para los que nos gusta el ajedrez de la política internacional, si ellos no sienten ese compromiso emocional que se llama patriotismo.
Nuestro gobierno – ha dado muchas señales en ese sentido, entre ellas pero no solamente las afirmaciones de Cristina Fernández – le da al tema el peso que se merece. Elabora un discurso – un “relato” – sobre la reivindicación argentina de sus derechos en Malvinas, la guerra de 1982 y los hombres que lucharon en ella, que se manifestará vigorosamente para el 30° aniversario, en menos de tres meses.
Quizás sorprenda – o no – a sus adversarios, que lo prefieren imaginarlo aferrado a un antimiltarismo similar al de los socialistas europeos pre 1914. Por mi parte, escribí algunas reflexiones hace 5 años, en El hijo de Reco.
Ahora, sería un grave error creer que las batallas simbólicas se desarrollan en un plano alejado de la realidad física (Si fuera así, el ctdor. Magnetto sería Dictador de Argentina). Y es en el plano de los intereses concretos donde Argentina acaba de recibir una buena noticia.
Aunque el Dr. Timerman tiene un estilo demasiado impulsivo para lo que uno imagina de un Canciller, en este caso es entendible su entusiasmo. En Washington, durante una conferencia de prensa, la vocera de la Cancillería estadounidense Victoria Nuland, declaró que para la administración del presidente Barack Obama la controversia sobre la soberanía de Malvinas es “un asunto bilateral que tiene que ser resuelto directamente entre los gobiernos de Argentina y Reino Unido”.
Conforme reclama siempre Argentina, el Departamente de Estado dice “Alentamos a ambas partes a resolver sus diferencias a través del diálogo en canales diplomáticos normales”. No es una posición nueva de EE.UU., pero su reiteración, en estas circunstancias tan especiales, resulta significativa.
Los medios argentinos, de La Nación a Página 12, tomaron, claro, la noticia (el primero con escasísimo entusiasmo). Pero hasta ahora no vi que hayan hecho hincapié en el punto principal de las declaraciones.
Porque es Argentina la que ha sostenido siempre, en todos sus gobiernos, que es un diferendo bilateral entre nuestro país y el Reino Unido. Y es Inglaterra la que, desde que a fines de la 2° Guerra Mundial fue políticamente correcto hacerlo, se escuda en que hay una tercera parte, los kelpers (1.800 de ellos) que desean seguir siendo británicos y cuyos deseos deben ser respetados (Uno hasta comprende a Cameron, ahora que los escoceses parecen querer dejar de serlo).
Seriamente, siempre ha sido una última carta para la diplomacia inglesa, y una precupación para la argentina, la eventual declaración de independencia de una “República de las Falklands“, que reclamaría un asiento en la ONU y la disposición de sus recursos naturales, la pesca y el petróleo. La reiterada posición norteamericana… la hace menos probable.
Los medios ingleses no han sido tan lentos. The Telegraph dijo ayerThe Obama administration knifes Britain in the back again over the Falklands. Que el bloguero Adal traduce correctamente “La administración Obama apuñala en la espalda a Gran Bretaña otra vez“. Bueno, Inglaterra tiene experiencia histórica en el asunto.
-Investigacion-Publicacion:ALBERTO ALIEN-http://alasalien.blogspot.com-Para ALAS ALIEN-